La desnutrición se cobró la vida de otro bebé aborigen en el norte salteño. Teófilo Martínez tenía 18 meses de edad y fue trasladado, en grave estado desde Embarcación hacia el hospital San Vicente de Paul, de Orán, donde murió en las últimas horas del viernes.
En Orán hay 9 internados con los mismos síntomas y el gerente reconoció que el hospital está colapsado.Ayer, en el mismo complejo asistencial de referencia en la región recibieron a tres pequeños pacientes más con signos de desnutrición grave, esta vez desde Morillo, con lo que los internados con sintomatología similar sumaban nueve hasta anoche.
Estos datos fueron informados ayer a El Tribuno por el gerente del hospital de Orán, Julio Moreno, quien recordó que la sala de pediatría tiene capacidad para 18 internados, pero ahora tiene casi una decena más de la zona de Morillo.
El médico también aclaró que la zona operativa del Hospital San Vicente no incluye a Morillo, “pero ante la gran emergencia decidimos colaborar”.
Colaboración
Ayer, Moreno se comunicó con sus colegas de la zona norte y les propuso una estrategia para frenar el avance del fenómeno. En otras palabras, los invitó a controlar la desnutrición con un seguimiento de los pacientes que no revisten gravedad pero necesitan un supervisión profesional.
Ayer mismo, cuatro pacientes oriundos de Pichanal y Embarcación regresaron a a sus respectivos hospitales. La sala de pediatría del hospital de Oran tiene capacidad para 18 niños, pero hasta ayer había 27 .
“Estamos colapsados, por eso pedimos colaboración a los colegas de la zona”, reconoció el gerente del hospital San Vicente de Paul.
A Morillo
El 28 de enero, Moreno y los profesionales del hospital de Orán recibieron en grave estado de desnutrición a Julián Darío Pérez, de 18 meses, quien a las pocas horas falleció. Había llegado con su madre y sus hermanitos procedentes de General Ballivián, localidad ubicada 38 kilómetros al norte de Embarcación.
Según el certificado de defunción expedido por el Ministerio de Salud Pública de la Provincia, con la firma de la médica María Ximena Reynoso, la muerte del niño wichi -quien según su madre pesaba 8 kilos- se produjo por un shock séptico consecuencia de la desnutrición que el pequeño padecía.
El jueves 3, a las 4.20 , llegó Yanina Díaz, de un año medio, también derivada de la localidad de Morillo. Falleció una hora después con un diagnóstico similar.
Ante esta situación el gerente del hospital se comunicó con el subsecretario de Gestión de Salud, Juan José Esteban, a quien le explicó la necesidad de armar un equipo de trabajo e ir a Morillo para evaluar la situación. La idea de Moreno fue realizar un bloqueo en esa localidad y así evitar derivaciones masivas que complicarían la capacidad y la atención de la sala de pediatría del hospital de Orán.
“El jueves 4 viajamos hasta el lugar y desde allí vinimos a Orán con esnutrido gravísimo, también de un año y medio, que hoy se encuentra en terapia intensiva con respirador artificial”, relató el gerente.
Mientras tanto el hospital de Embarcación derivó el jueves pasado a las 22 a Teófilo Martínez, de un año y medio, con una grave deshidratación. El pequeño no pudo recuperarse y falleció el viernes al mediodía.
Lamentablemente, el cuadro de situación no se modificó: el sábado recibieron en Orán a 3 pacientes más de Morillo.
“De la ciudad de Orán tenemos 3 niños internados con desnutrición grado 1; los demás provienen de Morillo, Pichanal y Embarcación”, afirmó el profesional.
Aseguran que bajan los índices en Orán
El director del hospital San Vicente de Paul reconoció que hay casos de desnutrición originados en la ciudad de Orán, pero aseguró que “ninguno reviste gravedad”.
En la última evaluación realizada en el complejo médico de Orán, “no vemos que aumenten los casos, sino, por el contrario, hemos logrado bajar algunos índices”, afirmó el gerente Moreno.
El hospital San Vicente de Paul trabaja con nueve puestos periféricos y tres rurales, en los cuales cada profesional se encarga de vigilar puntualmente a los niños con déficit nutricional. Se guían por un mapa en el que marcan las casas donde vive cada niño en riego y, de esa manera, llevan un control detallado.
“Tenemos un equipo formado por nutricionistas y médicos de Atención Primaria de la Salud (APS) quienes, si es necesario, hacen las visitas domiciliarias”, comentó Moreno, quien admitió, no obstante, que “muchos se resisten, por cuestiones culturales, a ir al hospital, entonces hacemos visitas puerta a puerta”.
“El año pasado se nos murió un niño por desnutrición. Este año no nos puede pasar lo mismo, y por eso trabajamos. Entiendo que Morillo no debería ser un problema para nuestro hospital de Orán, pero son nuestros niños y no los podemos desatender”, puntualizó el profesional a cargo de la gerencia del hospital San Vicente de Paul. /El Tribuno
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