- Hay una persona que se dedica a la administración ilegal, de madera, y es bien sabido por todos en el lugar.
- La tala de especies arborícolas que incluso están en peligro de extinción. Además arboles de muchos años en la zona, que poco apoco comienzan a desaparecer.
Un pastor de la iglesia anglicana quien se dedica a las actividades dedicada a su creencia, entre peregrinar y velar por los más necesitados.
Desde hace un tiempo comenzó a recibir denuncias, difamaciones pero hay un trasfondo aquí, el inicio de la historia, el Pastor es quien se opone a el robo de maderas.
Hay una persona que se dedica a la administración ilegal, de madera, y es bien sabido por todos en el lugar.
La tala de especies arborícolas que incluso están en peligro de extinción. Además arboles de muchos años en la zona, que poco apoco comienzan a desaparecer.
Aprovechándose de la situación de algunos pobladores de dicha misión quien por unos pocos pesos realiza negocio con este sujeto.
El terreno corresponde a la comunidad wichi, por lo tanto gran negocio de este personaje es totalmente ilegal.
Como es sabido, del conjunto de pueblos indígenas que habitaban el actual territorio argentino, sobreviven pocos; entre ellos, los de la región del Chaco Salteño, únicos que todavía hoy hacen de la caza, la pesca y la recolección su principal medio de vida. Los integrantes de dichos pueblos indígenas, en su mayoría pertenecientes a la etnia Wichi, viven desde tiempos inmemoriales en y de los bosques nativos (“monte”) ubicados en los Departamentos SAN MARTÍN, ORAN, RIVADAVIA y SANTA VICTORIA de la PROVINCIA DE SALTA.
Tales bosques nativos –ecosistemas milenarios sin par por su flora y fauna autóctonas y emplazados tanto en tierras propiedad de particulares como en lotes fiscales– proveen desde siempre a las Comunidades Indígenas de la zona de los recursos materiales necesarios para su sustento: peces, animales, frutos, raíces, miel, algarroba, etc.
Pero, tanto o más importante aun que esa dimensión material, la relación entre los pueblos originarios y el bosque nativo reviste un carácter espiritual único: el monte es su hogar y su medio de subsistencia, el lugar en que descansan los restos de sus ancestros, su identidad y su cultura mismas. Allí, los pueblos indígenas desarrollan su vida en perfecta armonía con el medio ambiente, cuidando de no afectar el delicado equilibrio natural del que ellos mismos forman parte. Sin el bosque nativo, condición necesaria de existencia de las
Comunidades Indígenas, éstas desaparecerían.
Sin embargo, como es de público y notorio conocimiento, los bosques nativos del Chaco Salteño vienen siendo sistemáticamente devastados por los particulares, con la aquiescencia expresa o tácita de las autoridades estatales provinciales y nacionales.
Fruto de los desmontes indiscriminados que llevan adelante los propietarios de las tierras, el bosque nativo de la zona -que alberga a miles de indígenas- se encuentra en proceso de desaparición.
La explotación maderera, la minería, la construcción de rutas y puentes, y en especial la expansión de la frontera agrícola y ganadera, repercuten en forma especialmente dañosa en las Comunidades Indígenas radicadas desde tiempos inmemoriales en las zonas afectadas en las que se llevan adelante tales emprendimientos (movidos, en general, por una lógica exclusivamente comercial).
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