
Tomás estaba patrullando la playa de Hallandale (Florida, Estados Unidos) cuando vio a un hombre pidiendo auxilio en un área desprotegida. "No iba a decir que no", afirmó el socorrista. Decidió romper las reglas de la empresa para poder salvar una vida. Logró sacarlo del agua y practicarle los primeros auxilios hasta que los paramédicos se lo llevaron al hospital.
La empresa inmediatamente lo despidió alegando que abandono su puesto de trabajo. Tomás reconoce que estaba al tanto de las reglas, pero que jamas pensó que abandonar su puesto para socorrer a una persona que se estaba ahogando le supusiera la pérdida de su puesto de trabajo, cuando precisamente la obligación es de salvar vidas. "Creo que es ridículo, honestamente, que una señal sea lo que separa un lugar de ser seguro o no. No me arrepiento de perder un trabajo de 6 euros a la hora", declaró el joven héroe.
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