Tras años con estas afecciones, decidió consultar a su médico en busca de una solución. Este le dijo que más efectivo que cualquier medicamento era beber agua.
Un poco incrédula, Sarah puso el ejercicio en práctica, el que fue difícil ya que solía tomar una taza de té por la mañana y un vaso de agua en el almuerzo y la cena, nada más. Como sabía sería complejo, decidió tratar el experimento por un mes, y jamás se imaginó lo que ganaría.
Se sacó una fotografía el día en el que empezó, y vio la gravedad de su problema de no beber suficiente agua. Notó la deshidratación en su rostro, y cómo esta había causado que su aspecto fuera 10 años mayor a los escasos 42 años que tenía. Ojeras, arrugas, manchas rojas y cara sin brillo dominaban su look.
Se dio cuenta de que el funcionamiento del sistema del cuerpo depende del agua, y que si no consumía por lo menos un poco más de lo que lo hacía regularmente, pronto las cosas empeorarían, así que puso manos a la obra.
Y así, las cosas fueron cambiando cada semana. La primera semana se trató de adaptación. Decidió que en vez de beber agua durante todo el día, tomaría una jarra durante la mañana, otra durante la tarde y una más antes de ir a dormir.
La segunda semana ya comenzó a notar los cambios. Todavía tenía arrugas y ojeras debajo de sus ojos, pero cada vez menos marcadas, y las manchas en su cara comenzaron a disminuir, así como también la celulitis en sus piernas. Además, esto no solo estaba mejorando su aspecto, sino también sus migrañas y aumentando su energía.
La tercera semana ya los cambios eran evidentes. Las ojeras y arrugas debajo de los ojos habían casi desaparecido y la piel estaba ya comenzando a verse radiante. Al parecer sus células se estaban regenerando de manera mucho más eficiente.La piel estaba definitivamente más elástica. Ya no era necesario frotarse los ojos al despertar pues al parecer estaban más hidratados, y estaba comiendo menos porque el agua le daba una sensación de llenado mucho más rápido.
Ya la última semana Sarah se convenció de que debería mantener para siempre esta modalidad de beber tres litros de agua diaria.
Terminado el experimento se sentía y se veía como una mujer completamente diferente, y todos esos defectos que notó el primer día, habían desaparecido completamente. Sentía como si su piel hubiese vuelto atrás, cuando era niña. Todo el mundo nota el cambio, y le dice cuán sana y bien se ve.
Así que, como Sarah ¿por qué no intentar algo que solo podría traerte beneficios?
Sin embargo, debemos ser conscientes de que antes de realizar un ejercicio así, es fundamental consultar a un médico. Consumir mucha agua sin chequearse puede tener serios efectos secundarios.
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