Para dos granjeros blancos de Sudáfrica, todo se había tratado de una "broma". En noviembre del año pasado, ambos hombres obligaron a un joven negro a meterse en un ataúd y lo amenazaron con prenderlo fuego. Como si fuera poco, registraron el momento con un video, que no tardó en viralizarse. Fue tal la repercusión de este caso de racismo que ayer la Justicia los condenó a 14 y 11 años de cárcel, por intento de asesinato y secuestro.
El hecho fue conocido como "coffin assault" (cuya traducción en castellano es el ataque del ataúd) y trascendió a nivel nacional cuando Theo Martins Jackson, de 31 años, y Willem Oosthuizen, de 29 años, fueron llevados ante un tribunal a finales de agosto pasado. Ambos se habían declarado inocentes y aseguraron que el joven, Victor Rethabile Mlotshwa , había entrado a sus tierras con la intención de robar cables de cobre. Su "broma" era solo un intento de "darle una lección".
Pero la víctima explicó que sólo había tomado un atajo para llegar a un mercado. En las violentas imágenes, el chico llora y suplica por su vida, mientras los granjeros se ríen y lo amenazan con tirarle gasolina encima. Para el juez, parte de su dura sentencia es por agredir al único testigo del ataque, para evitar que contara lo sucedido. Y agregó que durante todo el juicio, los condenados no tuvieron "ningún remordimiento" por lo que hicieron.
Los granjeros habían encerrado al joven en un ataúd y amenazaron con prenderlo fuego vivo.
A la salida del tribunal, una multitud apoyó la decisión de la Justicia y leyó la sentencia como un "mensaje duro para las comunidades que aún practican el racismo". Lonia Mlotshwa, madre del joven, fue la primera en apuntar que no puede perdonar a los acusados, porque "no tuvieron piedad" de su hijo. "Yo no lo tendría conmigo hoy si hubieran tenido éxito en sus planes", expresó a los medios locales.
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